Aquí necesitamos gente que autorice un proyecto urbanístico descabellado, por poner un ejemplo, a cambio de un jamón, de un sofá para su casa, de una tele led, o incluso a cambio de todo eso, el jamón, el sofá y la tele, y hasta una cámara de video y un viaje de placer con una fulana o fulano, pero no un honrado al que para convencer tengan que soltarle unos millones de euros, porque entonces no es un trinque sostenible.
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